El equipo de La Veigona sigue agrandando su leyenda.
Capitulo I:
Dentro de unos días nuestro querido Luarca C.F. –patrimonio de la humanidad deportiva-, llegará a la mágica cifra de 110 años de historia. Un motivo más de orgullo, alegría y satisfacción del que todos debemos sentirnos orgullosos. Nuestro club Decano del concejo y de la villa, que con un enorme esfuerzo y un mérito increíble cumple otra cifra redonda, y lo hace además, pleno de salud. Una efeméride realmente loable, para un club local en estos tiempos que vivimos.
En enero de 1912 un grupo de entusiastas practicantes de aquel sport importado de las islas británicas, la mayor parte de ellos jóvenes aburguesados de la villa, formalizaban y fundaban el Luarca Sport Club.
Ramiro Pérez del Río Palicio fue el primer jugador y capitán del equipo, que también realizaba en ocasiones las funciones de entrenador. El empresario José García-Cernuda Fernández era el administrador y contador. El primer Presidente fue Gumersindo Rico González, y el resto de la junta directiva estaba formada por: Adelino Losada Fernández, Alfredo Pérez Rodríguez , Ignacio Sánchez Campomanes, Manolo Blanco, Ceferino Gamoneda Villaamil, Manuel Peláez Pérez-Gamoneda, Antonio Fernández Ochoa, Benito Malvar Corbal, Francisco Pérez Dueño y los hermanos Juan y Manuel Fernández-Lavandera Villamil.
Los primeros años fueron duros y complicados para el viejo “Sport Club” como le denominaban al equipo el resto de contrincantes y rivales del Principado de Asturias. En aquellos comienzos el equipo se reunía especialmente en la primavera, el verano y algunas fiestas, en las que se unían al conjunto amistades llegadas desde todos los puntos de la periferia española.
Los grandes equipos asturianos de entonces, el Gijón y el Avilés, rendían visita al Luarca Sport Club y en alguna ocasión se llevaban un buen “rapapolvo futbolístico”, lo que empezaba a agrandar la historia del equipo de La Veigona. Los dos primeros grandes títulos que logró el Luarca fueron el Campeonato de Occidente (temporada 1948/49), justo al cambiar la denominación “Sport Club” por la de “Club de fútbol”, y la primera de las dos Copas Federación conseguidas, la de la campaña 1951/52.
Aquellos años supusieron el primer boom que tuvo el equipo, con unos llenazos históricos y con grandes figuras en el equipo tanto en el campo como en los banquillos, y en sus juntas directivas.
Lelo, Gustavo, Gil, Arias, José Ramón, Victorero, Herrera, Pín Querúas, Ceferino, Mera y Oliveros, son solo algunos de los cientos de figuras del balompié que entre finales de los cuarenta y principios de los cincuenta, empezaron a dejar el poso de lo que estaba por venir.
Todo ello redundaría en unas grandes temporadas en las que el club se nutría de grandes jugadores locales, junto a los siempre acertados fichajes de foráneos de otras localidades vecinas, que contribuiría a formar el crisol necesario, y que terminaría eclosionando con un equipazo que en la temporada 56/57 lograba el título de 1ª Regional y el ansiado ascenso a una 3ª División, catalogada por los entendidos se asemejaría a una 2ª División.
Mera, Ceferino, Machaquito, Pin Querúas, Amalio, Luiña, Ventura, Manolín Coleta, Manolito Trevías, Novo y Arias Trincón, fueron alguna de aquellas maravillosas alineaciones que los luarqueses recitaban de memoria en el “Café Colón”, la “Confitería La Luz” o en el “Bar Ribanova”. El entrenador era el ovetense José Ramón García Hevia y el presidente Mariano Fernández Noguera.
De todos los récords que alberga el club de La Veigona, hay varios que son dignos de mención. Muchos fueron los jugadores que cumplieron también su etapa como entrenadores, pero solo dos de ellos fueron jugador, entrenador y presidente del club a lo largo de su historia. El primero en conseguirlo fue Jesús Fernández Menéndez “Chucho”, un deportista singular y una extraordinaria persona. Y el otro hombre récord del Luarca fue y lo sigue siendo, el gran Jesús Pérez-Villamil Luiña.
Luiña es el hombre récord Guinness del Luarca: 23 temporadas como jugador, nueve campañas como entrenador, dos de ellas también siendo Presidente, para un total de 13 temporadas como máximo mandatario. ¡Sencillamente inigualable!
El Luarca C.F. se llegó a mantener una década consecutiva en la 3ª División, algo nunca visto por aquel entonces para un equipo de regional, amparado por una afición que acudía cada domingo al “María Cristina” y a “La Veigona” con una pasión y una fidelidad dignas de encomio.
Los años brillantes de una villa que era cabecera indiscutible de todo: social, política, económica y deportivamente hablando. Aquellos años en los que con el Alcalde Ramón Muñoz Bernaldo de Quirós a la cabeza, la villa de Luarca se desmarcaba del resto con la agilidad con la que los grandes delanteros del equipo, marcaban hito tras hito y jornada tras jornada.
Con la inauguración del Instituto de Enseñanza Secundaria, más el engranaje perfecto que formaba el sector servicios con una hostelería que era la envidia del resto, unido a un sector secundario en plena ebullición; hacían de Luarca una villa perfecta para vivir y progresar.
Mera, Chus, Richi o Santiago Cosío eran un valladar bajo palos. La media con Luiña y Amalio, eran la envidia de toda Asturias, y delante todas las temporadas, “dinamita pura” con Aldín, Villuir, Arias Trincón, Gustavo, Extremín, Copa, Manolín, Zapico, Ginzo, etc.
Mención aparte para Gustavo Sierra Lorenzo, el gran delantero centro a la antigua usanza, que conquistó nada menos que tres pichichis consecutivos en 3ª División, y que también ocupó unos meses el banquillo en una de las campañas más convulsas (62/63).
Unos años que a pesar de los grandes resultados deportivos estaban acompañados de “rumores” que hablaban de la desaparición del club en plenas bodas de oro. Sin embargo, tras unos años de oscurantismo tras el descenso de la 3ª División, el equipo continuaba gracias a los socios y casas comerciales, o de miembros de la junta como Martín Villalaín, que ideaba aquella campaña de la “botella vacía” para recoger envases reciclados con su ciclomotor, y sacar unas “pesetillas” para poder seguir tirando hacia adelante.
Zabala, Ricardo, Laureno, Luly, Luiña, Curta, Arruñada, Arenaz, Pín, Bemba, Poladura, Milhombres, Campos, Cosío, Memo, Pocholo, Lito… fueron otra interminable lista de jugadores que sostuvieron al equipo en aquellos años previos a la década de los ochenta. Justo cuando en la mitad de la anterior volvía a surgir una gran pléyade de jugadores luarqueses encabezados por Genaro, Garrandés, Cabanas, Tono o Tamón, que al igual que había sucedido años atrás fueron la base de los cimientos para que el equipo alcanzase de nuevo la 3ª división unos años más tarde.
A finales de los setenta la cantera luarquesa seguía siendo un vivero inacabable proclamándose campeones de Asturias con un gran trabajo de un viejo jugador de la casa, el tinetense José Antonio Fernández Díaz “Chichi”. De allí salieron extraordinarios jugadores que con el tiempo nutrirían al primer equipo: Juan Carlos Pérez (Herrera), Raúl, Suárez, Francos, Sergio, Mamel, Tito Luiña, Simón, Novo, etc.
El empujón que otorgaba desde Madrid el periodista deportivo José María García para la iluminación de La Veigona, o los recordados partidos entre los eternos rivales asturianos, o el propio Sporting de Gijón ante el Atlético de Madrid, seguía sirviendo de indispensable apoyo para el club y la directiva.
Mientras tanto los veteranos luarqueses fundaban su mítica Asociación, cuyos componentes eran también los fundadores de otra no menos importante Peña Luarquesa, la Peña Ferrera.
El que fuera gran jugador Francisco Fernández Valdés (Victorero) presidió durante toda una vida la Asociación de Veteranos del Luarca C.F., preservando con enorme mimo, cariño y vocación las comidas de la Hermandad con la entrega de placas y distinciones a los más importantes valores del club. Los Farrás, Emilio Gayol, Fernando el Careco, Pepe Rey, Chuchi, Sergio el Sastre, Enrique Show, Luiña, Ito Mittelbrunn y el propio Victorero, fueron solo algunos de los míticos componentes de esta Peña, que ha constituido durante décadas un “acompañante” más de toda la gran familia del Luarca.
En los comienzos de los ochenta todos aquellos juveniles nombrados anteriormente alcanzaban el primer equipo junto a ya veteranos como Garrandés, Cabanas, Parrilla, Tono, Simón Guardado, Cachi o Valdés, que volvieron a encender la mecha de una afición que volvía a llenar el campo de fútbol. Todo ello con Luiña en el banquillo y un presidente como Carlos Dorado Casáis, que puso mucho de su patrimonio durante nada menos que trece años como Presidente del equipo, para impulsar desde aquel recordado “Bar Caracas”, “la segunda época de El Dorado”.
Por Cipri Fdez
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