“Embarrados y entregados a un escudo”     

Hay partidos que pasan a la historia por la entrega con la que los contendientes lo dan… absolutamente todo. Hasta la extenuación, luchando contra un campo pesado, embarrado, con esos charcos que hacen que el balón pese el doble, y que el esfuerzo muchas veces resulte baldío.

Y es entonces cuando el fútbol de Regional ennoblece este deporte y a todos aquellos que se calzan unas botas, y saltan a un terreno de juego a darlo todo. Partidos para el recuerdo, muchos de ellos en las “catacumbas” de la segunda regional, o en ese trance que supone el quedarte con la miel en los labios cuando no consigues el anhelado ascenso.

Mientras en la grada el público protesta, increpa al colegiado, o incluso vocifera con algún jugador que no da todo lo que ese “Socio de toda la vida” cree que tiene que ofrecer. Es entonces cuando emerge la figura del jugador de la tierra, del canterano, del niño que soñó un día con enfundarse la camiseta rojilla del Centenario Luarca C.F.

Esta magnífica instantánea la “captó” el Fotógrafo Oficial del Luarca C.F., mi querido y añorado Sergio Menéndez “El Sastre”, el hombre que más momentos inmortalizó con su cámara, contribuyendo a hacer cumplir el sueño de muchos de nosotros.

Es una preciosa fotografía correspondiente a la temporada 1993/94 en la categoría de Regional Preferente, en la que nuestro Luarca C.F. con Jorge Luis González Fernández en el banquillo y Juan José Rodríguez García, en la presidencia, no pudieron impedir que el equipo finalizase en la penúltima posición y descendiese a 1ª Regional.

Final del partido y dos de los nuestros, de los de toda la vida, abandonan el campo embarrados hasta las cejas, después de haberlo dado todo en una Veigona impracticable por las lluvias. Son Peláez y Gelo Legaspe, dos de esos jugadores que lo daban todo, y que se vaciaban para contribuir a engrandecer nuestra historia.

José Manuel Peláez Fernández, “Peláez”, natural de Canero (3/10/1970) y Ángel Legaspe Suárez “Gelo”, Luarca (4/07/1971), con Míchel del Couz –guardameta al fondo-, también retirándose a los vestuarios. El resultado era lo de menos, los jugadores lo habían dado todo en el campo. Ambos jugadores coincidieron en el Juvenil y en el Promesas.

En ocasiones los rivales nos superan, en otras circunstancias la “pelotita” no quiere entrar, bien porque no es el día o porque uno se topa con los palos, o con algún rival de turno que impide en el último momento que la victoria termine cayendo de nuestro lado.

Mi homenaje para todos aquellos que lo habéis dado todo por ese escudo, llevando el nombre de nuestra Luarca por todo el Principado, y lo habéis hecho con orgullo, entrega y fuerza, superando todas las dificultades y haciendo que sigamos enamorados de futbolistas y personas como vosotros. Capaces de traspasar los ideales y los valores hasta las gradas, e incluso más allá… casi treinta años después.

 Por Cipri Fdez.